"Apuñalan a Salman Rushdie cuando iba a dar una charla en Nueva York", decía el titular, en Agosto de 2022.
Me sonaba Salman Rushdie de haberle escuchado alguna charla en algún podcast; si no recuerdo mal, en Intelligence Squared. Me resultaba un tío interesante, e incluso había apuntado en mi infinita lista de libros que me gustaría leer en algún momento, pero para los que no me va a dar la vida, su libro llamado "Quijote", que era el libro del que trataba una de sus charlas. En el Quijote de Cervantes, el personaje lee demasiadas novelas de caballerías, y se acaba creyendo que está viviendo en una novela como las que lee, y se comporta como tal. En el Quijote de Rushdie, el personaje se pasa el día viendo "realities" en la tele, y acaba creyendo que está viviendo en un "realitie", y se comporta como si estuviera en el Sálvame, o en La Isla de los Famosos. Todo esto en tiempos de Trump, que es la sublimación política de la "reality TV". Así que la idea me pareció brillante y divertida, y me apunté el libro.
Cuando vi que le habían apuñalado, sentí la necesidad de averiguar por qué. Y tras una intensa búsqueda de 20 segundos en Google, descubrí que en 1988 Rushdie publicó un libro llamado "Los Versos Satánicos", y que en 1989 el Ayatollah Khomeini de Irán (ese es el Ayatollah previo al de ahora, que se llama Khamenei), declaró una fetua (en inglés, "fatwa") ordenando a todos los musumanes que le maten. Fue en ese momento cuando decidí que TENÍA que comprar y leer ese libro.
El Libro
Los Versos Satánicos es una novela que me recuerda mucho al realismo mágico. Es divertida, y bastante impredecible. No sigue un sólo hilo narrativo lineal, sino que cuenta varias historias entrelazadas, y va saltando en el tiempo y el espacio. Mi expresión cuando me preguntaban era que "llevo más de medio libro leído, y áun no entiendo lo que está pasando, pero me gusta". En las narraciones se mezclan constantemente hechos realistas, con hechos sobrenaturales o milagrosos. Entre una cosa y la otra, hay también hechos que están a mitad camino entre lo natural y lo sobrenatural, o que resultan ser ambas cosas a la vez, según los quieras ver. No puedo explicarlo mejor sin hacer spoilers; a lo mejor alguien más listo que yo sí podría, pero yo no.
El tema central del libro es la experiencia del inmigrante, especialmente la del inmigrante de India/Pakistán a Inglaterra. Y de su alienación, su integración exitosa o fallida, la pérdida de sus raíces, la forja de nuevas identidades híbridas en el "exilio", y el trato o maltrato que recibe por el camino y en el lugar de destino. Dejaré, aquí y allá, algún que otro pasaje del libro, traducidos por mí. No sé si estará mejor o peor traducido si compráis el libro en español.
¿Cómo de lejos volaron? Cinco mil y medio como el cuervo. O: de la "indianidad" a la "anglosidad", una distancia inmesurable. O, no muy lejos, porque se elevaron desde una gran ciudad, y cayeron en otra. La distancia entre ciudades siempre es pequeña; un aldeano, viajando cien millas a la ciudad, atraviesa espacios más vacíos, oscuros, y terroríficos.
Dado ese tema central del libro, hay cosas peculiares que pasan a tener todo el sentido del mundo. Esa sensación de desorientación que provoca a veces, saltando de momento y lugar, es óptima para transmitir la sensación de deslocalización de alguien que se va a otro país muy distinto. Y su uso peculiar del idioma le da una autenticidad que sería muy difícil de conseguir en un lenguaje estandarizado.
Para esto último, te recomiendo encarecidamente, si sabes inglés, que lo leas en inglés. Los personajes del libro son indios, y cada uno de ellos tiene un acento peculiar; la genialidad de Rushdie es el hacer que el acento y la sonoridad de cada personaje resuene en tu cerebro cuando lo estás leyendo. Eso no es nada trivial, y dudo que sea fácilmente traducible.
Me imagino que es posible traducir esa sensación para el personaje secundario que es tar-tar-tartamudo, y ha-haaa habla a- así todo el ra- ra- ra- rato. Pero es más complicado transmitir el sonido del personaje indio que, de manera concienzuda, se ha obligado a sí mismo a ser más inglés que los ingleses, y habla con el mismo acento que la Reina de Inglaterra, menos cuando se enfada, que le sale'l'acento de su pueblo de la India y ensima se le acelera el habla y paresequenodejeespasioentrelaspalabras. Y sí, efectivamente, hay párrafos enteros de diálogo escritos así, con frases enteras en las que no hay espacios entre las palabras, y las palabras tienen vocales adicionales donde hhagan falta, para que al leerlo lo escuches tal y como sonaría.
Un hombre que emprende la acción de hacerse a sí mismo está asumiendo el rol del Creador, según una manera de ver las cosas; es anti-natural, una blasfemia, una abominación de abominaciones. Desde otro ángulo, podrías ver en él un pathos, un heroísmo en su esfuerzo, en su decisión de arriesgarse: no todos los mutantes sobrevivien. O, considéralo sociopolíticamente: la mayoría de los migrantes aprenden, y pueden ser, disfraces. Nuestras propias falsas descripciones para contrarrestar las falsedades inventadas sobre nosotros, escondiendo por razones de seguridad nuestros yo secreto.
Cuando digo que es un poco impredecible y desconcertante, me refiero a hechos como el tema de los sueños. Uno de los personajes principales sueña, y sueña que los personajes de sus sueños le sueñan a él. Y la distinción entre sueño y realidad es siempre ambigua y difusa, y esa es otra de las cosas que te mantiene en vilo a lo largo de la lectura.
Just a coupla days.’
Buena suerte para traducir al cualquier otro idioma la sonoridad y musicalidad de "just a coupla days'. "
Los versos
Tal y como lo he contado más arriba, llega a ponerle a este libro el título de "Gabriel en el País de las Maravillas" y no inspira mucha controversia. Pero no, el libro tenía que llamarse "Los Versos Satánicos" y se tenía que liar parda. Vamos a ver de qué va eso.
Fuera del libro, en el mundo real, hay un asunto que discuten los especialistas en historia del Islam, un tema académico ligeramente oscuro, del que casi nadie ha oído hablar. En todas las religiones y también en cualquier tema de la historia están este tipo de asuntos. Estoy algo familiarizado con algunos asuntos así en el cristianismo, como por ejemplo el tema de la Coma juanina, los finales alternativos del evangelio de Marcos, o los debates de los primeros siglos del cristianismo sobre asuntos como el Adopcionismo; ¿le dice o no le dice el Padre a Jesús en su bautizo, en el evangelio de Marcos, "hoy te he engendrado"?
Pues de la misma manera, hay un pasaje oscuro de la historia del profeta Mohamed, que se debate entre historiadores y especialistas del tema. Hay algunas historias de los primeros siglos del Islam en las que el profeta menciona de pasada a tres diosas pre-Islámicas de la península de Arabia como intercesoras ante Allah, y luego se da cuenta de que ha dicho eso recitando el mensaje divino, pero que esa frase no venía de Allah, sino que Satanás se aprovechó de su deseo de motivar a la gente a convertirse y a ponérselo fácil para abandonar sus dioses y adorar a Allah, y le coló esa frase en la lengua. Dios luego encontró una solución y se arregló el entuerto. Según algunos historiadores, esa historia probablemente tenga algo de cierto en su origen. Según otros, es un invento posterior, con el que se intentaba transmitir alguna lección sobre la falabilidad humana y la infalibilidad de Dios. Esa es la polémica de los Versos Satánicos (Satanic Verses - Wikipedia).
Pero claro, a medida que el Islam evolucionó, también evolucionó la idea de que el profeta Mohamed era infalible, el hombre perfecto. Así que el asunto de los versos satánicos se convirtió en herejía y blasfemia.
En un pasaje del libro, en uno de los sueños, Salman Rushdie cuenta el asunto de los Versos Satánicos como parte de su obra de FICCIÓN. Y la conclusión del Ayatollah fue ordenar su ejecución.
A lo largo del libro, los personajes tienen sus más y sus menos con la religión. Y tiene sentido, porque a los inmigrantes les suele pasar o que se aferren muy fuerte a su religión, o que la abandonen completamente, y es muy raro un término medio. Pero no creo que sea eso lo que motivó el revuelo, ni tampoco el episodio de los versos.
Mis sospechas, totalmente hipotéticas y sacadas de la chistera, es que la motivación del Ayatollah está más bien en el episodio en el que se critica a un hombre barbudo que usa la religión como instrumento para montar una revolución en un país de Oriente Próximo, para hacerse con el poder, sacrificando por el camino a tantos creyentes como haga falta. Ese hombre barbudo e intransigente somete a todos con mano de hierro, hasta el punto de que prohíbe el uso de relojes. El reloj es un instrumento para medir el paso del tiempo hacia el futuro, pero el futuro es una blasfemia. El profeta ya ha revelado todo lo que debía ser revelado, y a partir de ahí vivimos en la eternidad, donde no tiene sentido usar relojes.
El Imam bebe agua constantemente, un vaso cada cinco minutos, para mantenerse limpio; el agua en sí está limpia de impurezas, antes de que él la sorba, en una máquina de filtrar americana.
Es, por supuesto, una crítica muy ácida al uso político de la religión como instrumento de poder y control, y más aún en el caso de teocracias que intentan establecer un orden social medieval en pleno siglo 20/21, bajo la convicción de que, una vez dictada la revelación definitiva, el progreso sólo puede ser herejía.
La libertad de expresión
Tras el revuelo que se montó al publicar el libro, y la condena de muerte del Ahatollah, el gobierno británico estableció la protección de Salman Rushdie. Salman cuenta que salió un día de su casa, sin saber que no volvería jamás, y lleva desde entonces viviendo de aquí para allá, en viviendas de protección de testigos, siempre con guardaespaldas pagados por el gobierno. Su sensación siempre fue, más bien, la de estar encarcelado. Encarcelado por las circunstancias, no por el gobierno. Pero una pérdida de libertad es una pérdida de libertad, la mires como la mires.
Algunos cobardes, como los laboristas contemporáneos a la publicación del libro, sugirieron que el problema era que Rushdie había herido la sensibilidad de los musulmanes al meterse con algo sagrado, y que a lo mejor habría que dejar de publicar el libro. Ese tipo de discursos, en una situación así, me asquean. Me asquean tanto como me asquearía el "si el niño gordo con gafas no fuera tan gordo y no llevara gafas, no le pegarían; si es que se lo busca el sólo, que encima es empollón". Me asquea tanto como las justificaciones de los abusos con frases del tipo "si su marido le pegaba, algo habrá hecho para sacarle de quicio". Me parece que tienen la brújula moral estropeada; tan estropeada, que no se aclaran a decidir si es más grave escribir una novela o apuñalar a un anciano.
Más allá del Ayatollah, con quien sí se mete muchísimo Salman es con los ingleses. Con Thatcher, por supuesto, que era quien gobernaba en esos años. Insinúa tratos inhumanos a los inmigrantes, y policías que asesinan gente por defender sus derechos, y luego vuelven a asesinar para cubrir las pruebas incriminatorias. Hace juegos de palabras con "Ms. Thatcher" y "Ms. Torture", que si le pones el acento que toca suena casi igual (Miss Thá'chă, Miss Thó'chă).
Y, por supuesto, la joya de la corona. Si hay algo que para los ingleses es lo más sagrado del mundo mundial, es la Reina Isabel II. Ahora más que nunca somos conscientes de ello, porque ha muerto y todo el país se puso de luto. Pusieron el ataúd en la capilla para que la gente pueda despedirse, y se armó una cola de 36 horas de espera para llegar a la capilla, pasar por delante, y decirle adios a la Reina. Si eso no es sagrado, nada es sagrado. Pues bien, ojo a lo que se le ocurre a Salman hacer en su libro con la reina, cuando uno de sus personajes está soñando, casualmente, "con la Reina, haciéndole tierno amor a la Monarca. Ella era el cuerpo de Britania, el avatar del Estado, y él la había elegido a ella, se había unido a ella; ella era su Amada, la luna de su placer".
Entre eso y las graves insinuaciones contra Thatcher, lo mínimo era echarle del país o algo. Pero no. La reacción de Thatcher fue la de defenderle a él y a su derecho de expresarse libremente en sus novelas. Pagado del bolsillo del Estado por un gobierno cuya obsesión era recortar a tope el gasto del Estado.
A lo mejor, a los ingleses no les afecta tanto esto porque son capaces de reírse de si mismos a menudo, y son bastante más resilientes psicológicamente. Una reacción tan desproporcionada como la del Ayatollah ante la percepción de un insulto me parece un síntoma de mucha inseguridad en uno mismo, en lo que uno cree y en lo que uno es. Masculinidad tóxica, lo llaman ahora.
Pregunta: ¿qué es lo contrario de fé? No es la incredulidad. Demasiado final, seguro, cerrado. Un tipo de fé a su manera. La Duda. La Duda. La condición humana, ¿pero qué hay de la angélica? A mitad camino entre DiosAllah y el homosap, ¿dudaron alguna vez? Lo hicieron: retando la voluntad de Dios un día en que se escondieron murmurando debajo del Trono, atreviéndose a preguntar cosas prohibidas: antipreguntas. Es exactamente eso. Acaso no se podría argumentar así. La Libertad, la antigua anti-misión. Él les calmó, naturalmente, usando habilidades de gerente à la dios. Les halagó: seréis los instrumentos de mi voluntad en la tierra, de la salvaciónperdición del hombre, toda la pesca etcétera. Y ale presto, fin de la protesta, adelante con los halos, de vuelta al trabajo. Los ángeles son fácilmente pacificados; conviérteles en instrumentos y bailarán al ritmo de tu canción harpía. Los seres humanos son nueces más duras de cascar, pueden dudar de cualquier cosa incluso de la evidencia de sus propios ojos. De detras-de-sus-propios ojos. De lo que, cuando se hunden párpado-pesantes, ocurre tras ojos cerrados... ángeles, no tienen gran cosa en materia de voluntad. Tener voluntad es discrepar; no someterse; disentir. [...]
Te animo a tener voluntad, discrepar, disentir. El libro te recompensará con pequeñas sorpresas como ésta:
Un iceberg es agua esforzándose por ser tierra; una montaña, especialmente un Himalaya, especialmente el Everest, es el intento de la tierra en metamorfosearse en cielo; es vuelo en tierra; la tierra mutada - casi - en aire, y devenida, en el verdadero sentido, exaltada.