A primera vista, éste libro de José Antonio Vázquez Taín parece un libro de curiosidades, de los que pueden venir bien para regalar a algún adolescente o jovencito confuso para que, con algo de suerte, lo lea y adquiera algo de cultura general, o se despierte en él algo de curiosidad o interés por la historia, o los juicios, o algo que no sea mirar embobado el móvil durante horas.
Sin embargo, el libro se propone hacer más que eso. Me parece que intenta guiar al lector para que aprenda a abrir su mente a otras maneras de pensar que eran comunes en otros momentos de la historia, pero que ahora nos parecen totalmente marcianas. Para conseguir eso, nos cuenta cuáles eran las leyes y las "reglas del juego" en el momento en el que se llevó a cabo algún juicio históricamente relevante o famoso. Los juicios que nos cuenta son 6: Jesús, Sócrates, Los Templarios, Galileo, Núremberg, y O. J. Simpson.
Entre cada uno de ellos, cuela algún otro capítulo que, esos sí, sirven para despertar el interés más puro e infantil en aspectos de las sociedades pasadas, que a veces parecen de otro planeta, y otras veces ilustran lo poco que hemos cambiado.
A partir de este punto, habrá spoilers, quedáis avisados. :)
Jesús
El caso de Jesús, al igual que el de Sócrates, son los más complicados de presentar, porque son los más lejanos a nosotros en el tiempo, ocurren en sociedades muy diferentes a la nuestra, y la documentación es escasa en comparación a lo que tenemos en los demás casos. Es también el único que voy a contar un poco en detalle, porque me parece curioso.
El planteamiento de cualquier escritor que toque el tema de Jesús viene condicionado siempre por una serie de cosas que pueden ser muy subjetivas:
La imagen que uno tiene de la figura de Jesús.
La credibilidad que le asigne a cada uno de los documentos de la época, sobre todo a los evangelios, o a ciertas afirmaciones de los evangelios
Las decisiones tomadas respecto a quién creer cada vez que hay una contradicción entre una fuente histórica y otra.
Para empezar, Vázquez "muerde la bala" y toma una posición en el debate de la historicidad de Jesús. En este caso, toma como histórico casi todo el relato del juicio de Jesús, además de su captura en Getsemaní, su altercado en el templo unos días antes, sus numerosas discusiones (victoriosas) con los eruditos de la Ley judía, su tortura, y su ejecución. También hay partes de la narrativa que no toma como históricas, como el evento de Pedro cortando la oreja de alguien en Getsemaní, los testimonios falsos en el juicio, y algunos otros detalles.
No sé hasta qué punto es justificable para un historiador su selección de lo que tomar como hechos del asunto, pero entiendo que si uno quiere analizar el juicio, necesitará partir de lo poco que sabemos sobre el juicio, y no estamos como para descartar demasiados detalles.
De todas formas, su argumentación es relativamente sólida. Es decir, todo lo sólido que puede ser un argumento basado en los pocos textos que tenemos de hace 2000 años. Voy a ejemplificar 2 argumentos que usa, para que os hagáis una idea de por dónde van los tiros.
Una afirmación que se hace a menudo respecto al juicio de Jesús, es que no fue válido según las propias reglas del Sanedrín, porque se hizo de noche (los juicios se tenían que hacer de día). La postura del autor es que, si miramos algunos detalles, podemos ver que Jesús fue arrestado en Getsemaní alrededor de las 2 de la madrugada. Entre que lo atan, se lo llevan, y recorren los 4km cuesta arriba hasta Jerusalén, pueden pasar fácilmente 2 horas. Después, van a casa de Ana, el anterior Sumo Sacerdote, a hacerle una interrogación previa al juicio, que puede haber durado fácilmente una hora. Y finalmente, van a donde Caifás, se juntan los miembros del Sanedrín, y empieza el juicio, posiblemente a las 6 de la mañana, que es cuando empieza legalmente el día. Por tanto, no ve nada claro que el juicio sea nulo por esa causa.
Otro asunto importante es que las reglas judiciales de la Mishná (texto sagrado judío) fueron puestas por escrito en el siglo 2, y se tiene constancia de una importante reforma a favor del acusado alrededor del año 100. Por tanto, es muy probable que el sistema jurídico vigente en el año 30 fuese más agresivo con el acusado que lo que se tiene escrito ahora en la Mishná, y por tanto no es correcto considerar que el juicio es nulo.
De estos dos argumentos, uno ya puede imaginarse por dónde van los tiros, tanto en el caso del juicio a Jesús (LOS juicios, uno de las autoridades judías y el otro de las autoridades de Roma). El deber de un juez, que no parece intuitivo al criterio inmediato de la justicia que nos viene a la mente a los no iniciados, es el de aplicar los criterios legales que tiene en su momento. El juez no crea leyes, o no debería intentar hacerlo, sino que aplica leyes que han sido mandadas por alguien. Ese alguien puede ser el Parlamento, la tradición, el Emperador, Dios mismo, o quien sea, pero no el juez mismo. No sería correcto calificar de bien hecho o mal hecho el juicio a Jesús con el criterio de 170 años después, y mucho menos con el criterio de 2000 años después.
Así pues, según el criterio de su momento, él considera que los dos juicios a Jesús sí fueron correctos. En el juicio del Sanedrín no se juzgaba si Jesús era o no el Hijo de Dios, sino si había dicho serlo, cometiendo así el delito de blasfemia. Mientras que en el juicio Romano, a Pilato no le importaban las sutiles distinciones teológicas del Reino de Dios en el corazón de los hombres, lo que le importaba era que Rey no había más que uno, que vivía en Roma, y todos lo demás eran peligrosos terroristas que debían ser crucificados.
Los demás
No voy a ahondar tanto en los demás juicios, que tampoco es plan de contar todo el libro. Pero sí que haré un pequeño spoiler de cada uno, y si te interesan los detalles, tienes razones extra para leer el libro.
En el caso de Sócrates, las fuentes son limitadas, como en el de Jesús, y casi todas vienen de parte de fans de Sócrates, que no eran imparciales. Pero de lo que podemos deducir de las fuentes, Sócrates hizo una mala defensa, y a la hora de negociar su castigo casi que obligó al jurado a decantarse por la pena de muerte sugerida por la acusación. A lo mejor incluso quería morir, y todo era un retorcido plan de suicidio. ¿Quién sabe?
Los Templarios son una de esas figuras históricas que parece que salgan de alguna novela. Si en una película saliera una secta de monjes guerreros que se abren paso a espadazo limpio, diríamos que Hollywood debería calmarse un poco y hacer algo más... realista. Sin embargo, ¡esto ocurrió de verdad! Por desgracia para ellos, el rey de Francia les tendió una emboscada para quedarse con sus riquezas, que no eran pocas. El único que podía ayudarles era el Papa, pero el papa tenía todas las de perder al enfrentarse con el rey de Francia, y al final el rey de Francia se salió con la suya, mediante muchas artimañas e irregularidades en un juicio que fue, al final, una gran farsa.
El capítulo de Galileo también es muy interesante, porque se dedica a corregir muchos de los mitos que hay alrededor. Para empezar, no hubo juicio, sino una investigación y algunas interrogaciones, y se le ordenó luego un arresto domiciliario bastante lujoso, donde se murió ya siendo muy mayor para su edad. El punto de disputa era si se le había ordenado que hablase del heliocentrismo, o si sólo se había ordenado que no afirmase rotundamente que esa hipótesis estaba demostrada (en su momento, aún no estaba demostrada, sólo había indicios). Al final, todo era un juego político entre rivales en la corte, como en Juego de Tronos, y aquello poco tenía que ver con la ciencia o el heliocentrismo. Hay otro libro bastante interesante sobre este tema (y varios similares), que es éste: Galileo fue a la cárcel (y otros mitos acerca de la ciencia y la religión), de Ronald Numbers.
El capítulo de Núremberg es de los que más me sorprendieron, porque no me imaginaba lo complicado que fue aquello. Realmente, hasta ese momento, no había leyes que condenaran los "crímenes contra la humanidad", ni se usaba el concepto de genocidio. Las leyes del momento permitían juzgar a los que físicamente habían estado matando gente inocente durante la guerra, pero no había una manera inmediata de hacer legalmente algo que ahora nos parece obvio: condenar a los que, desde sus despachos, planificaron y ordenaron el genocidio. Para llevar a cabo los juicios de Nuremberg, tuvieron que negociar y ponerse de acuerdo 4 países con intereses distintos, y con tradiciones y estándares jurídicos muy diferentes. Posiblemente es el capítulo del libro del que más he aprendido, y probablemente sea el más relevante de todos, pero es un terreno tan complejo que no sería sabio intentar resumirlo entrando en detalles, y lo mejor es limitarme a recomendar encarecidamente leer el libro, o al menos este capítulo.
Finalmente, el capítulo de O. J. Simpson es una descripción detallada de lo que en su día la televisión americana llamó "el juicio del siglo", y que parece frustrar al autor más allá de lo describible. O. J. Simpson era un ex-jugador de fútbol americano que asesinó a su mujer y a un camarero que intentó defenderla, pero en el juicio el jurado le declaró inocente a pesar de las fuertes pruebas contra él. El mejor resumen que se puede hacer de su opinión de ese juicio es, probablemente, la siguiente: TODO MAL. Este también me parece un capítulo significativo en el lustro que vivimos entre 2016 y 2021; una parte importante de la sociedad se precipita a llegar a conclusiones sobre la culpabilidad o inocencia de la gente en la arena pública, y los juicios cada vez más se llevan a cabo, de facto, en Twitter. Lo ocurrido con O. J. Simpson es una importantísima advertencia sobre lo que puede pasar cuando uno convierte la justicia en un "reality show" o, más moderno todavía, en un hashtag.
En conclusión, el libro está bastante bien, le pongo un 8/10 y lo recomiendo a cualquiera al que alguna de las cosas que he mencionado le parezcan interesantes.